Figueroa, gobernador electo de Neuquén

Y llegó ese día que incluso hasta este domingo histórico, estaba fuera de los cálculos y las predicciones. Llegó ese día en el que saltó la banca de la política. Llegó ese día en el que las oposiciones saldaron sus viejas deudas. Llegó el día en el que alguien le hizo morder el polvo al Movimiento Popular Neuquino (MPN), le arrebató después de más de seis décadas el gobierno de la provincia. Y quien lo hizo fue uno que se forjó al calor de sus fraguas, que reformuló y mejoró sus recetas y que para ponerlas en práctica tuvo que romper con sus dogmas y salir del cerco partidario: Rolando Figueroa.
¡Tome nota escribas!: «un 16 de abril la matriz política provincial sufre un martillazo que promete darle nuevas formas», rezarán las crónicas oficiales cuando sean repasadas de acá a unos 30 años».
Un espacio plural, en el que se funden («y hasta acá no se confunden») liberales, progresistas, la centro derecha, peronistas, alguno de la izquierda que se anima a discutirse, vecinalistas y muinicipales. Empieza a tomar carrera una alianza para asumir el control político y económico de la provincia que, a todas luces, es el principal faro financiero del país y la región… se alista para administrar, nada más y nada menos, que la «Neuquén de Vaca Muerta».
Los porcentajes (35% Figueroa – 32% Koopmann) a esta altura son anecdóticos, le aportan números a una historia que desde el vamos tiene ribetes de leyenda.
«Soy un neuquino de cabotaje. Lejos del Limay y el Neuquén, me apuno. Los neuquino no tenemos que comer las sobras, queremos el plato principal y servirlo nosotros», soltó Figueroa, intentando dejar sentado que «no es» el candidato de Macri y Larreta, algo que se le endilgó a lo largo de la campaña.
Figueroa se pone a tiro con su historia. Figueroa es, el gobernador electo de la provincia del Neuquén.
Audio conferencia de prensa / Rolando Figueroa.

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